viernes, 13 de septiembre de 2013

Sorpresa en la conquista de América

Como suele ser habitual, el campeonato FIBA Américas de 2013 se presentaba algo descafeinado por la renuncia de muchas de las grandes estrellas del continente a participar en esta cita, que servía como torneo clasificatorio para el MundoBasket de 2014 en España. Sin embargo, una vez que se echó el balón al aire, los análisis sobre el papel no sirvieron para nada y la pasión y las ganas de algunas de las selecciones participantes pusieron cierto picante a una cita dominada por las sorpresas, tanto agradables como negativas.

Sin duda, el gran protagonista del torneo ha sido el equipo de México. Después de no clasificarse para el FIBA Américas de 2011 y tener actuaciones más bien discretas en sus anteriores participaciones, la selección centroamericana se presentaba en el torneo sin ningún tipo de presión y como invitada por la organización. Sobre la cancha, las cosas serían diferentes a lo previsto, con tres victorias en los primeros partidos, todas ellas con bastante solvencia, y un único tropiezo contra Argentina. Ya en estos primeros compases del campeonato, la figura de Gustavo Ayón se erigió como pieza central del juego mexicano, con muchos minutos de presencia en pista y una importancia capital en el juego en ambos lados de la cancha. La segunda fase comenzó un poco peor, encadenando una derrota ante Canadá, aunque se pudo solventar el paso a las semifinales con victorias en los tres partidos restantes, lo que suponía la clasificación de los mexicanos para el Mundial de 2014, dando además una buena imagen. La selección dirigida por el español Sergio Valdeolmillos tenía dos partidos para seguir soñando con la tranquilidad de tener el trabajo bien hecho y haber superado con creces las expectativas. Con esta tranquilidad, México supo vengarse de su único verdugo en primera ronda, Argentina, y clasificarse de esta manera para su primera final de este torneo. Puerto Rico sería la última víctima en un partido con multitud de alternancias en el marcador y que se decidió por apenas dos puntos. El éxito de los mexicanos se debe a un juego que, a excepción del liderazgo absoluto de Ayón y de un destacado papel secundario de Orlando Méndez por fuera y Héctor Hernández Gallego por dentro, es muy coral tanto en ataque como en defensa, con una implicación total de los jugadores, incluyendo aquellos que han tenido una presencia testimonial.

De este modo, Puerto Rico se quedó a las puertas del que parecía que iba a ser su torneo. Invicto en la primera fase, el equipo boricua buscaba imponerse gracias a un juego ágil y rápido, con muchas posesiones y una gran cantidad de posibilidades en ataque. Renaldo Walkman ejercía de líder en la anotación, mientras que el ritmo del juego lo marcaban dos jugadores imaginativos y resolutivos, J. J. Barea y Carlos Arroyo. Un juego atractivo pero que, tras un inicio deslumbrante, sufrió tres derrotas, dos en la segunda fase y una en el partido definitivo, un encuentro en el que los portorriqueños lucharon con todas sus fuerzas para remontar las ventajas de México, aunque finalmente sucumbieron en un último cuarto de mucho acierto.

Con ese mismo sabor de boca agridulce vuelven los jugadores de Argentina. A pesar de que la Generación Dorada estaba únicamente representada por Luis Scola, los albicelestes confiaban en que fuera suficiente la presencia de jugadores que ya habían entrado en al dinámica del equipo en anteriores campeonatos, la dirección experta de Julio César Lamas y la costumbre reciente de que Argentina es un equipo victorioso. Sin embargo, desde muy pronto el juego argentino dio síntomas de cierta endeblez, teniendo que echar mano del oficio y las ganas para sacar adelante muchos partidos, a pesar de lo cual se llevan el bronce colgado al cuello. Scola ha rayado a buen nível, Juan Gutiérrez ha hecho su trabajo sin rechistar y Facundo Campazzo se ha erigido en líder y conductor del juego demostrando que, con algo menos de talento que sus predecesores (Pepe Sánchez, Pablo Prigioni o Alejandro Montecchia), sí tiene carácter y desparpajo de sobra para guiar el juego albiceleste en el futuro. Sin embargo, el relevo generacional que se esperaba de otros jugadores no se ha producido aún y, salvo Selem Safar y algunos momentos de Marcos Mata, el futuro sigue siendo una incógnita para los argentinos.

El cuarto clasificado para el MundoBasket de España es la República Dominicana, que alcanzó las semifinales con cierta solidez. Al igual que Puerto Rico, los dominicanos basaron su juego en las transiciones rápidas y, por tanto, la multiplicación de posesiones y opciones de ataque, jugándose la mayor parte de los tiros al acierto del tirador Francisco García, las penetraciones de james Feldeine y el trabajo interior de Eulis Báez.

Aparte de las selecciones que han conseguido la medalla o la clasificación para el Mundial, hay otros equipos que pueden poner buena nota a su participación en este FIBA Américas de Caracas. La selección anfitriona, Venezuela, ha conseguido dar más de una sorpresa a equipos a priori más fuertes gracias a una gran motivación y a pesar de no contar con Greivis Vásquez, su jugador más talentoso. Así, los vinotinto estuvieron a punto de colarse en las semifinales gracias a un juego muy coral y a los arrebatos anotadores y de calidad del nacionalizado Donta Smith. Por su parte, Uruguay también ha conseguido sacar algunos buenos resultados gracias a un plantel bastante experimentado y con las jerarquías claras. Esteban Batista era el principal referente en ataque, mientras que Leandro García tenía licencia para acaparar balón y tiros en sistemas dirigidos por el joven Fitipaldo y el veterano Mazzarino.

Jamaica y Canadá se han encargado de dar algo de emoción a la segunda fase con alguna victoria inesperada y un buen trabajo sobre la cancha, sobre todo en el caso de los canadienses, que contaban con varios jugadores con experiencia en NBA y en Europa, como Cory Joseph, Joel Anthony, Andy Rautins, Levon Kendall o Tristan Thompson, para armar un equipo rocoso y conjuntado. Por su parte, Paraguay fue el convidado de piedra en este torneo, con el equipo más débil del campeonato, compuesto por jugadores que no han salido de su país.


Sin embargo, la gran decepción del FIBA Américas ha sido Brasil. Acostumbrado a estar presente en la lucha pro las medallas y sin problemas para clasificarse para MundoBaskets y Juegos Olímpicos, los cariocas han jugado el peor torneo de su historia, contando todos sus partidos por derrotas. Es cierto que el potencial de su plantilla se encontraba bastante mermado con respecto a otras citas internacionales, si bien esta selección suele contar con bajas para el torneo continental y nunca ha protagonizado un papel tan discreto. Marcelino Huertas era el nombre más brillante en un plantel compuesto principalmente por jugadores que compiten en Brasil y que presentaba un juego interior muy mermado con respecto al potencial que habitualmente tiene. Sin Splitter, Varejao y Nené, ni siquiera Vitor Faverani ha acudido a la llamada de la selección, que se ha jugado la clasificación para el Mundial con la eterna promesa de Caio Torres y Rafael Hettsheimer, inutilizado durante toda la temporada en el Real Madrid. Imprecisiones, nervios y falta de fe han lastrado al equipo de Rubén Magnazo, que tendrá que esperar las buenas intenciones de la FIBA para recibir una invitación para la ciudad internacional de 2014.

Todos los resultados y estadísticas en la web oficial del torneo.

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