miércoles, 13 de junio de 2012

Deporte de ‘élites’


El baloncesto ha vuelto a darnos un nuevo ejemplo de que el deporte profesional, ese llamado de élite, tiene cada vez menos que ver con la competición y más con el mercado, convirtiéndose en algo elitista. El CB 1939 Canarias de Tenerife, más conocido como Iberostar Canarias, se ha visto obligado a renunciar a su plaza en la Liga ACB, la máxima competición nacional, y no ha pasado por sus malos resultados o por una gestión deportiva deficiente, sino por el vil metal.

La ACB exige siete millones de euros como aval para poder inscribirse en la Liga, una cantidad desorbitada para pequeños clubes que, a pesar de haber demostrado el nivel baloncestístico necesario en las canchas, no pueden generar tales ingresos sin sacrificios. Vaya, que muchos equipos destinan más dinero a estos avales que a pagar a su plantilla o, incluso, a la totalidad de los gastos propios de la actividad. De este modo, el deporte, no solamente el baloncesto sino muchas otras especialidades, se ve salpicado de concursos de acreedores, de desaparición de equipos y de otras situaciones que poco tienen que ver con los valores que se propugnan.

Se trata de una situación de competencia desleal, en la que los grandes clubes siempre van a tener sus puestos asegurados en las ligas más altas y en la que los equipos modestos ven más complicado aún progesar ya que gran parte de su patrimonio ha de destinarse a avales y cuestiones burocráticas en vez de a mejorar sus plantillas con nuevos jugadores más competitivos o entrenadores más experimentados.

De este modo, asistimos desde hace más de una década a una mercantilización del deporte en el que poco importa lo que se haga dentro del campo, ya que la cuenta de resultados puede hacer que se tambalee la situación deportiva. El del CB 1939 Canarias ha sido el último ejemplo, aunque también se ha visto como el CB Alicante ha tenido que lidiar con un concurso de acreedores, a pesar de lo cual ha firmado una de sus mejores campañas, o el Obradoiro aún no tiene claro cómo cerrar las cuentas para quedarse en la Liga Endesa. Anteriormente, hemos visto el descenso de varias categorías del CB Girona tras una temporada exitosa o el cierre de la Euroliga a otros equipos con la creación de una élite de equipos hace varios años.

Hay que plantearse si los aficionados y los clubes prefieren un modelo de negocio, que prime la gestión económica, o un modelo deportivo, que se preocupe de los resultados deportivos y de la pureza del juego. Si no, cualquier año terminaremos dando el título a aquel equipo con mayor presupuesto.

Sin tiempo de reacción
La renuncia del Iberostar Canarias a la máxima categoría supone que Estudiantes, penúltimo clasificado en la presente temporada, vuelva a la ACB. Se trata de una noticia a priori feliz para toda la familia estudiantil, entre la que me cuento, si bien puede que no sea la mejor solución a largo plazo. El club lleva varios años con serias dificultades en su gestión deportiva, coqueteando con el descenso y haciendo fichajes que no terminan de cuajar. A pesar de algunas participaciones en la Copa del Rey y los play-offs de la Liga ACB, Estudiantes no es lo que era e, incluso, ha tenido que recurrir a un concurso de acreedores, algo propio de una empresa cualquiera pero no de un club cuyo principal activo ha sido siempre su afición y su cantera.

De este modo, y a pesar de que seguir compitiendo en la élite sea el principal objetivo de la entidad, este ‘regalo’ está envenenado ya que no habrá tiempo para que el club vuelva a encontrar su identidad, para que la ilusión vuelva a brotar y que la gestión deportiva encuentra su camino. Se ha conseguido resucitar al enfermo, pero la afección principal va a seguir ahí si no se le deja descansar y recuperarse.

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